Hay gente que puede levantarse temprano por la mañana, fresca como una lechuga y aprovechar el día en un derroche de productividad. Y después estamos el resto, esos que necesitamos poner 4 despertadores diferentes (uno en cada rincón de la habitación) para no levantarnos más de media hora tarde.
Quienes somos seres nocturnos por naturaleza estamos cansados de escuchar que «es porque te acuestas muy tarde» o «solo es cuestión de acostumbrarte». Sabemos qué es algo más profundo que simplemente constancia, pero esa gente mañanera no entiende. Ahora, al menos, podemos decirle que es «cuestión de genética». Bueno, al menos eso parece.
No soy yo, son mis genes
El estudio fue realizado por 23andMe, una empresa privada que se dedica a hacer análisis genéticos, por ejemplo, para que sus clientes puedan descubrir de dónde provenían sus antepasados. Esta empresa le pidió a sus clientes que respondieran una simple encuesta en que se les preguntaba si se considerabanpersonas mañaneras o más bien nocturnas.
El 75 % se sintió identificado con una de estas dos situaciones y los expertos analizaron diferentes variaciones en sus genes en busca de algún tipo decorrespondencia con su condición de mañanero o nocturno. El resultado, tras analizar el ADN de unas 90 mil personas, confirmó algo que ya se sospechaba: parece haber algún tipo de relación entre algunos genes (15, según esta investigación) y qué tan funcional es uno a las mañanas.
La facilidad para levantarse temprano está relacionada con algo llamado «ritmo circadiano», variaciones biológicas que se dan en intervalos regulares de tiempo. Hasta ahora, algunos estudios habían indicado que para muchos animales estos estaban vinculados a ciertos genes, pero no había logrado probarse lo mismo en humanos... Eso es, hasta este estudio.
Pero no tan rápido
Entonces, ¡está decidido! No es nuestra culpa si nos dormimos, son nuestros genes, ¿podremos conseguir un certificado médico que nos permita dormir hasta tarde? No, vamos, eso ya es ir muy lejos.
Además, aunque el estudio fue realizado con cerca de 90 mil personas, un número para nada despreciable, toda la investigación se basa en la respuesta que cada individuo dio, por su cuenta, a una encuesta realizada por Internet.
En ningún momento los expertos corroboraron que la percepción de los pacientes sobre su actividad (o inactividad) por las mañanas se correspondiera con la realidad (ni hablemos del hecho de que muchos pueden haber mentido). Este simple hecho quita credibilidad científica al experimento. A esto se agrega que se ignoró a todo el espectro de personas que no se consideraron en ningún extremo (ni mañaneros ni nocturnos).
Por esta razón, no podemos decir con seguridad que el ser o no productivo por las mañanas sea o no algo genético, tendremos que esperar a estudios más profundos para poder empezar a usar esta excusa a diario.
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