Los especialistas auguraban una taquilla de entre $55 y 60 millones de dólares para la película de Deadpool en los Estados Unidos, y probablemente ni siquiera el más optimista dentro de las filas de Fox pensaba que estas predicciones serían tan ampliamente superadas.
Un éxito sorpresivo
En su primeros 4 días en la cartelera, Deadpool recaudó poco más de $135 millones de dólares solo en los Estados Unidos, convirtiéndose en la película con rating “R” (para adultos) más taquillera de ese país en la historia, entre varios otros récords de taquilla (estreno más taquillero de febrero, estreno más taquillero de invierno, etc).
A nivel mundial, la recaudación superó los $260 millones, superando ampliamente también las predicciones más optimistas.
Se pueden encontrar varias razones para explicar el éxito sorpresivo en el que se convirtió la película, pero principalmente cabe mencionar la gran campaña de marketing, que a diferencia de la mayoría de las películas del género, se centró exclusivamente en el hecho de que el público vería una película antes que nada divertida.
Sobre todo, una película que se proponía divertir y divertirse sin necesidad de suavizar sus aspectos violentos, sus chistes subidos de tono y el consabido lenguaje soez del personaje titular.
Una promesa que se cumple con creces.
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Una película rated R
El aspecto diferencial de la película, entonces, además de sus chistes que rompen la cuarta pared y sus referencias a la cultura pop, es la afamada y discutida etiqueta de “rated R”, la que le permite retratar la violencia y el lenguaje de manera inédita en el género de superhéroes.
Era esto lo que hacía que la película de Deadpool representara un riesgo comercial para Fox, que ahora parece no haber sido tal.
Como consecuencia de este éxito, muchos ya están pensando que esta es una fuerte señal y que el éxito de Deadpool no hará más que promover e impulsar la creación de nuevas películas de superhéroes rated R.
Principalmente, se le adjudica a la película ser la responsable del cambio de paradigma que decía que si una película de superhéroes quería ser exitosa comercialmente, debía necesariamente tener un atractivo “para toda la familia”, o al menos estar orientada a un público juvenil/adolescente.
Deadpool ha probado, aparentemente, que la popularidad del género ha llegado a un punto en el que también una buena parte del público (significativa a nivel comercial) puede y quiere ver un tratamiento más “adulto” del clásico mito de los superhéroes y sus orígenes.
Esta es la visión más general y extendida sobre el éxito de Deadpool, pero tampoco ha faltado quien no vea todo el asunto de manera tan optimista.
Una nota en Forbes tiene argumentos de peso para lo contrario.
Aquí se sostiene que el éxito de Deadpool no necesariamente abrirá la brecha para una nueva serie de películas rated R.
Según se sostiene, Deadpool es un caso muy particular. Ya existieron antes varias películas, de superhéroes o basadas en cómics, que recibieron la calificación rated R, desde la trilogía Blade, pasando por The Punisher, hasta 300, que está basada en una novela gráfica.
Esta última fue la más exitosa, recaudando más de $450 millones en todo el mundo, pero no dio inicio a ninguna fiebre por las adaptaciones de cómics rated R.
El argumento es que Deadpool no es únicamente una película violenta y extrema, sino una película "divertida, inteligente y extrañamente romántica", protagonizada por una estrella como Ryan Reynolds, y son estas las principales razones de su éxito, no la calificación “R”.
Sea como sea, lo que sí es seguro es que Deadpool es el inicio de una exitosa saga cinematográfica que ya tiene confirmada una secuela (con Cable a bordo) y que tendrá también la película X-Force.
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