Cuando pensamos en los tantos daños que fumar produce en nuestro cuerpo, lo primero que pensamos es en los pulmones, que deben recibir ese aire lleno de ese negro alquitrán, centenares de compuestos químicos altamente nocivos para el organismo e innumerables porquerías sin ahogarse.
Los pulmones de un fumador sufren y mucho (el resto del cuerpo también). Para ver bien el efecto, vamos a compararlos con los pulmones de aquellos que no fuman. Estos son los resultados...
Pulmones de un fumador vs. pulmones de un no fumador
Al ver un pulmón de un fumador, lo vas a reconocer de inmediato: su apariencia lo muestra dañado, enfermo, de un tono negruzco y violeta sangriento, tapado de cicatrices que no están presentes en un pulmón sano.
Los pulmones de los fumadores no logran expandirse como debería, algo que sí consiguen los pulmones naturales, y nos demuestra como fumar afecta su capacidad en todos los niveles, daño que empeora conforme más tiempo se fume.
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