Hombres, hoy les quiero explicar algo. Las hormonas son como un demonio que nos enloquece como si estuviéramos poseídas, no tenemos control de lo que decimos. Así que eso nos da derecho a hacer todas estas cosas una vez al mes.
Alucinar.
Durante esta época enloquezco y tengo todo el derecho de pensar cosas absurdas. Aquí te dejo un ejemplo: “Mi periodo se retrasó. ¿Y si estoy embarazada? ¡Pero no he tenido sexo! ¡Oh Dios mío, debo ser la próxima virgen María!”
Cambiar de humor a placer.
Llorar, reír, gritar, maldecir, volver a llorar. Todo en un periodo de 10 minutos.
Quejarme.
Revolcarme en la cama, aullar de dolor en público, caminar sosteniéndome el abdomen como si se me fuera a caer.
Amenazar.
Lo siento por mi novio, pero tengo el derecho de amenazarlo por lo menos una vez al día. “Te mataré con este cuchillo justo después de que me termine esta galleta gigante”.
Comer como marrano.
Así es, me da hambre todo el día, así que tengo derecho de comer todo lo que se me ponga en frente sin ser criticada.
Sentir que la vida ha terminado por un barro.
Las malditas hormonas me sacan barros, así que tengo derecho a deprimirme y sentir que el mundo ha terminado para mí.
Exagerar.
Una disculpa a mi novio, pero debe entender que todo me molesta de él unos 5 días al mes.
Maldecir.
Tengo el derecho de decir todas las groserías que me sepa cada que tenga un cólico.
A no hacer nada.
No levantarme de la cama, no bañarme, no peinarme, no nada.
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