28 junio 2016

El nuevo fetiche japonés: PANTYS USADAS ¡Qué horror!

¡Japón, el país del Sol Naciente, nunca deja de sorprendernos! Su estilo de vida es totalmente distinto al nuestro, por lo que no es de extrañar que muchas de sus costumbres y tradiciones nos resulten un tanto impactantes.

Tomemos como ejemplo el ámbito del entretenimiento: No es ningún secreto que la industria japonesa está bastante desarrollada en los servicios sexuales, a menudo, poco convencionales. Algunas de sus actividades superan con creces nuestra imaginación, por lo que nos cuesta entender esa locura …

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En Japón son muy populares las tiendas fetichistas. En estos locales se puede adquirir legalmente nada menos que… ¡bragitas usadas! Sí, bragas femeninas que conservan el olor de sus dueñas.

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La ropa interior es empaquetada en cajas especiales, con una foto de la chica que la llevaba, y es vendida a los «catadores» al exorbitante precio de miles de yenes. Para acelerar las ventas en este negocio, incluso se han adoptado máquinas especiales.

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Las bragas de las jovencitas son especialmente populares entre los compradores fetichistas. Empresas dedicadas a este tipo de servicios, con el fin de atraer a más clientes, incluso promueven su negocio mediante sesiones foto-eróticas de sus trabajadoras, disfrazadas de colegialas.

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Conociendo esta costumbre popular, convertida en tan próspero negocio, algunas estudiantes de cursos superiores han decidido ganar su propio insumo por la venta de sus bragas, sin intermediarios…

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Dejando a un lado las normas de la moral, te sorprenderá descubrir cuán rentable es este negocio para todos los involucrados: Las chicas pueden vender su ropa interior usada a mayor precio de lo que les costará adquirir una nueva, y los clientes quedarán muy satisfechos con la mercancía fresca. ¡Qué horror!

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Sobra decir que muchos defensores de la moral se sintieron indignados ante tal comportamiento de las estudiantes. Por eso, las instituciones educativas comenzaron a introducir un «control sorpresa» de la ropa interior de sus estudiantes. No vaya ser que alguna de chicas ya puso un pie en el camino del vicio y vendió su ropa interior…

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