27 agosto 2018

Los perros distinguen los rostros enfadados de los alegres

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El hecho de que cuando lleguemos a casa del trabajo y venga o no nuestro perro a saludarnos ya tiene una explicación científica. Por primera vez, un experimento con perros ha comprobado que los canes son capaces de diferenciar entre las distintas expresiones emocionales del rostro humano, pudiendo discriminar con facilidad entre las caras de enfado y las de alegría. La investigación, llevada a cabo por el Instituto de Investigación Messerli de la Universidad de Medicina Veterinaria de Viena (Austria), ha sido publicada en la revista Current Biology.

Se trata de la primera evidencia sólida de esta habilidad en animales no humanos para distinguir entre emociones faciales de otra especie”, declara a la agencia Sinc Ludwig Huber, coautor del estudio. Y es que ni siquiera los chimpancés o los gorilas han mostrado esta capacidad de vislumbrar los sentimientos en los rostros de otras especies distintas.

Para su experimento, los investigadores contaron con canes de distintas razas entre las que se encontraban border collies, retrievers, mongrels o pastores. Primero, les mostraron 15 pares de imágenes de la mitad superior o de la mitad inferior del rostro de una misma persona (se veían, por tanto, o los ojos o la boca) con expresiones de alegría y enfado.

Finalmente, entrenaron a 11 perros para el experimento final que constaba de comprobar si eran capaces o no de transferir su conocimiento sobre la emoción con la que serían recompensados al distinguir con éxito las expresiones de enfado y alegría de rostros de todo tipo, incluso de desconocidos.

Los resultados demostraron que aparte de ser capaces de identificar las expresiones faciales, los perros trasladaban lo aprendido a nuevas situaciones y a nuevas caras desconocidas; esto es, aunque no hubieran visto esa cara antes, eran capaces de distinguir los dos significados esenciales de los rostros: un rostro sonriente es algo positivo y un rostro enfadado es negativo.

“Parece que responden a una cara enfadada como responderían a un estímulo intimidatorio, lo que indica que asocian los significados con ambas expresiones. Solo pudieron resolver la tarea memorizando cómo es un rostro alegre o enfadado, por ejemplo, asociando una sonrisa o una boca alegre con ojos alegres. Resolvieron esa tarea basándose en una expresión emocional. Sin embargo, no sabemos en detalle cómo los perros son capaces de discriminar entre una expresión y otra. Solo sabemos que son capaces”, aclara Huber.

¿Muestran empatía los perros? ¿Comparten nuestros sentimientos? ¿Hay más especies que sean capaces de reconocer emociones en rostros humanos? Este será el siguiente paso de la investigación. “Si sabemos que los animales son capaces de leer, comprender y reaccionar a nuestras emociones, esta investigación tendrá un gran impacto en el conocimiento sobre las interacciones entre humanos y animales y en el bienestar animal”, concluyen los investigadores.

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